Cómo educar a un autista

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El cuidado y educación de un niño autista es un reto que tiende a verse como algo abrumador, ya que hay es necesario armonizar sus necesidades con un entorno favorable para su desarrollo; cada niño es único y su nivel de trastorno tiende a variar en un rango muy amplio, no obstante hay algunos elementos que son sumamente útiles para facilitar el procesos de educar a un autista; seguidamente mostramos algunos de ellos:

Crear una rutina consistente

Para los niños autistas tener una rutina consistente es muchas veces una necesidad, es importante que todos los miembros de la familia se involucren en esta rutina, para crearla es importante considerar el temperamento, las necesidades individuales, los compromisos y los horarios, deben ser tomados en cuenta al momento de organizar el tiempo y el espacio de cada actividad.

Una rutina consistente creada en función de las necesidades del niño con autismo le permite conocer las actividades y eventos que sucederán en el día, esto le dará una mayor seguridad y evitará se sienta confundido; ya que la rutina le permite saber cuáles son las horas para comer, para el baños, para jugar en casa o en el parque, para ir a clases, para descansar o ver televisión y para dormir.

Es importante considerar que en ocasiones es necesario hacer algún cambio en la rutina del niño autista, estos cambios pueden afectarlo y él lo demostrará con algún tipo de protesta por estos cambios, puede ser un comportamiento no deseable como gritos o pataletas, incluso pueden llegar a comportamientos destructivos y ataques físicos y verbales.

 En estos casos hay que responder en forma consistente, una vez se superen estas circunstancias imprevistas y tratar de regresar lo más rápido posible a la rutina a que el niño está acostumbrado.

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Reforzar comportamientos positivos

Muchas veces los padres de un niño autista no lo disciplinan porque no están preparados para manejar adecuadamente su comportamiento negativo; aunque no existen fórmulas ideales para disciplinar a los niños, en especial a los que sufren de autismo, se ha mostrado que modificar el comportamiento puede ser muy efectivo cuando se trata de niños autistas.

Cuando el comportamiento positivo tienen consecuencias deseables, el niño tiende a repetir este comportamiento para poder obtener una recompensa; cuando se recompensa a un niño con autismo por su comportamiento positivo, es importante hacerle saber por qué razón se le ha otorgado; por ello en vez de decir “bien hecho” se puede decir, por ejemplo,  “gracias por ordenar tu cama”, así el niño asociará el comportamiento positivo con la recompensa recibida.

Las recompensas pueden ser de afecto físico, ya que los niños autistas rehuyen generalmente la interacción social; también se pueden dar premios como golosinas, juguetes o más tiempo para realizar las actividades que más le gustan.